Seguridad y violencia: así arrancamos 2021

Por Excelsior

Este fin de semana, el gobierno federal publicó las bases de datos que contienen la información delictiva de enero de 2021, generada por las fiscalías de los estados. Estos datos reafirman el fenómeno que hemos atestiguado durante los últimos 10 meses: la mayoría de los indicadores delictivos se mantiene por debajo de niveles previos a la pandemia, mientras que la violencia homicida permanece estabilizada en más de 90 asesinatos al día.

En este primer mes de 2021, el total de carpetas de investigación abiertas por las fiscalías estatales fue 12% menor a las del mismo mes del año anterior y 5% menor que las de diciembre de 2020. Este es el tercer mes consecutivo en el que esta cifra cae.

Delitos como el robo a transportista y de automóvil registran caídas de 5 y 25% respecto a enero del año pasado. Destaca también el menor número de víctimas de secuestro y extorsión, que fueron 49 y 21 por ciento inferiores frente a 2020. De hecho, una buena noticia es que el secuestro ha venido cayendo dramáticamente desde octubre de 2019, y la pandemia no hizo sino pronunciar aún más esa tendencia.

En cuanto al fenómeno de la violencia, al arranque de 2021 se registraron 2,898 asesinatos; una cifra que, aunque es 6% menor a la de enero de 2020, sigue estando en niveles muy por encima de los 1,387 que se registraban a inicios de 2015. En los últimos dos años, los asesinatos han oscilado entre las 90 y las 102 víctimas diarias en promedio, una cifra que nos coloca en tasas hasta cuatro veces superiores a la media mundial.

Zacatecas arranca 2021 como la entidad más violenta del país, seguida de Baja California, Colima, Guanajuato, Chihuahua, Sonora, Michoacán, Morelos, Guerrero, San Luis Potosí y Jalisco. Todas estas entidades registraron tasas superiores a la nacional (26 por cada 100 mil habitantes). Tan sólo Zacatecas alcanzó una tasa de 111 asesinatos, esto es 263% más que la que registraba en enero de 2020.

Si hacemos un zoom a esas entidades encontramos que la violencia se concentra en regiones puntuales. En Zacatecas, por ejemplo, la violencia se concentra en un cinturón que va desde las fronteras con Durango y Jalisco, hasta la colindancia con San Luis Potosí, afectando municipios como Fresnillo y la capital del estado.

En el norte del país, otro foco rojo de la violencia se concentra en las ciudades fronterizas de Tecate y Tijuana. En Sonora hay una concentración de asesinatos en torno a Guaymas. En Chihuahua se extiende un cinturón de violencia a lo largo de su sierra. Y en los municipios del norte de Tamaulipas y Nuevo León se registra otro punto de alerta.

En el occidente del país, Jalisco, Colima, Guanajuato y Michoacán, permanecen con altas concentraciones de violencia producidas por los conflictos del Cártel Jalisco Nueva Generación con organizaciones locales.

Finalmente, en el sur del país, Guerrero vive nuevamente problemas de violencia en la región de la costa, que se extienden a los municipios costeros de Oaxaca. También en Morelos se registra un clúster de violencia importante. En Veracruz hay brotes en Minatitlán y Poza Rica. En Oaxaca, en la región de la Sierra Sur, se registraron altas tasas de asesinatos producto de conflictos políticos y territoriales.

En suma, el principal problema del país sigue siendo la violencia homicida, cuyas causas están vinculadas a conflictos armados locales con características particulares. Bien harían los gobiernos en enfocarse en contener esos incendios, pues el proceso electoral de 2021 puede ser el combustible que los haga arder aún más.

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